Siendo aún una jovencita, Berta Moraleda se convirtió en la primera mujer cubana que logró ser piloto de un avión, en 1930
Sin dudas, las mujeres cubanas son un verdadero y auténtico testimonio de que la perseverancia y los deseos de superación derriban todo tipo de obstáculos. Aunque son muchos los ejemplos de antillanas que dan fe de esta aseveración, en esta ocasión conoceremos la historia de una pionera del vuelo.
Tal como mencionamos anteriormente, Berta Moraleda fue una mujer cubana originaria de La Habana que, por cosas de la vida, se convirtió en piloto de aviones. Así, lo relató ella misma durante una entrevista a la Revista Bohemia, donde además reveló detalles de lo que vivió para poder pilotear una aeronave.
En primer lugar, Moraleda contó que cuando tenía dieciocho años trabajaba en la Compañía Panamerican Airways; donde ocupaba el cargo de telefonista. No obstante, los directivos de la empresa tenían especial interés en controlar el correo que llegaba a Cuba por vía aérea, durante el gobierno de Gerardo Machado.
Por lo tanto, para poder contar con una espía en el puesto, decidieron despedir a Berta para así poner en su lugar a otra telefonista estadounidense. De esta manera, aquella joven quedó desprovista de su trabajo, con el cual apoyaba para el sustento de su familia.
Fascinada por la idea de poder volar por los aires en un avión, la joven cubana Berta Moraleda empezó a soñar con convertirse en piloto. En consecuencia, inició las averiguaciones para poder iniciar los estudios pertinentes y así convertir en realidad aquel anhelo.
Madeleine Herveux inspiró a la cubana Berta Moraleda para convertirse en piloto de avión
Mediante la entrevista a la mencionada revista cubana, Berta Moraleda contó cómo Madeleine Herveux la inspiró para convertirse en piloto de avión. Al parecer, la joven estaba muy entusiasmada con las proezas de la francesa, quien en la época había logrado convertirse pilotar en el Campamento Militar de Columbia.
Sin dudas, son historias muy emocionantes y que representaban un gran desafío; especialmente en esa época, cuando este tipo de oficios estaba reservado a los hombres. Pese a ello, Berta hizo a un lado los prejuicios y se decidió aprender a pilotear aviones de manera profesional, pero se enfrentó a otras adversidades.
Según contó Berta Moraleda, su padre no aceptaba que siendo mujer se desempeñara como piloto; rechazando así su ingreso a escuelas de aviación cubanas. Sin embargo, finalmente logró persuadirlo, pero se enfrentó a un nuevo problema; pues el precio de sus estudios era bastante elevado.
Como resultado, aunque tenía el apoyo de su padre, no tenía cómo pagar los 2500 pesos que costaba el curso de la Compañía de Aviación Curtiss.
“En esa época, la Compañía de Aviación Curtiss estableció una escuela en el aeropuerto de Rancho Boyeros, y decidí matricularme en su primer curso”, dijo. Me enfrenté con dos obstáculos: la negativa de mi padre y el problema financiero no tenía un centavo”, seguidamente añadió.
Y así, Berta Moraleda se convirtió en la primera cubana piloto
Sin dudas, Berta Moraleda estaba destinada a marcar una pauta para la mujer cubana, y obtuvo los recursos para iniciar su formación como piloto. De esta manera, logró gestionar una beca por parte de Alfredo Hornedo, propietario del Excelsior-El País.
Según contó, este apoyo lo recibió tras establecer un acuerdo laboral con Hornedo. En consecuencia, ella se comprometió a trabajar para él como piloto una vez que completara sus estudios en la ya citada escuela.
“Le expliqué que podía yo pilotear una aeronave para llevar las matrices a Santa Clara donde se haría la impresión de los ejemplares que harían el enlace con el tren vespertino”, dijo. Como resultado, su periódico llegaría “a Camagüey y Oriente antes que el Heraldo de Cuba, su máximo rival”.
La tentadora oferta de Berta Moraleda fue muy bien recibida y, por lo tanto, pudo convertirse en piloto e inició su trabajo volando en tierras cubanas. En su formación se destacó entre las mejores, recibiendo clases de M. Faulkner; quien estaba asombrado por sus increíbles habilidades en el aire.
Así, lo expresó el mismo instructor en una entrevista afirmando que pese a contar con solo diez horas de vuelo, ejecutaba valientes maniobras y piruetas. Asimismo, “toma los controles y, por iniciativa propia, levanta el biplano Fledgling, hace virajes sobre el aeródromo y aterriza como un piloto experto”.
Finalmente, su ímpetu y constancia la llevaron a aprender el oficio; convirtiéndose en la primera mujer cubana en pilotar un avión. Sin embargo, no recibió las oportunidades laborales que esperaba y nuevamente tuvo que asumir un trabajo como oficinista.
¿Conocías la historia de Berta Moraleda? ¡Cuéntanos qué te pareció la vida de esta fabulosa mujer cubana en los comentarios!
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