CUBANOS

Personajes del imaginario popular: 10 seres de la mitología cubana

La cultura popular de nuestra isla tiene una arraigada tradición oral. Cuentos de camino, leyendas, seres míticos e historias de aparecidos conforman ese preciado caleidoscopio de la mitología cubana. Las supersticiones, mitos y leyendas fantásticas son una expresión de la identidad cultural de este pueblo y se refleja de manera diferente a lo largo y ancho de la geografía cubana.

Lo cierto es que los campos cubanos son la “meca” de esas invenciones, pero como aquí cualquiera tiene un pariente de “monte adentro” es casi imposible no conocer al menos dos o tres fabulaciones de ese catálogo de seres sobrenaturales que habitan en la memoria colectiva.

Y si acaso no has escuchado sobre ninguno de estos personajes del imaginario cubano, entonces, te invitamos a que nos acompañes a escarbar en la rica mitología de Cuba.

10 seres de la mitología cubana presentes en el imaginario cubano

1. Güije o chichiricú

Ninguna otra de las leyendas cubanas ha arraigado tanto en la memoria colectiva que la del güije, jigüe o chichiricú. En el “santo grial” de los mitos cubanos, el libro Mitología cubana, el folklorista y mitólogo Samuel Feijóo comenta que la leyenda del güije sobrepasa cualquier otra leyenda en la isla. Tanto es así que desde 1836 el lexicógrafo Esteban Pichardo y Tapia lo recogía en su diccionario como “un enano pequeñísimo, Indio que el vulgo Cubano decía salir de las aguas, ríos o lagunas, color muy moreno, y con muchos cabellos; enamorado y juguetón”.   

La descripción anterior coincide con quienes desde tiempos inmemoriales afirman haber tenido encuentros con algún güije. Según se cuenta, estos seres tienen forma humana, son del tamaño de un niño, de color negro, bien peludos y habitan en ríos, charcos y presas de agua dulce.

Según el mito, el güije es un guardián de la naturaleza y vela porque se mantenga la paz y tranquilidad en los campos. Si el güije ve que alguien comete una maldad, se escuchan a los pájaros cantar “te vi”.

El güije ha sido muy popularizado en el programa infantil El camino de los juglares, sin embargo, lejos de parecerse a ese personaje carismático y musical, algunas fuentes alegan que el güije puede llegar a ser muy cruel, tanto que espera a que alguien pase por el río para llevárselo al fondo del agua.

2. La Milagrosa de Colón

La Necrópolis de Colón resguarda varios mitos y leyendas cubanas, pero el más conocido de todos es el de La Milagrosa. Según cuenta la tradición, Amelia Goyri de Adot fue una joven aristócrata que se casó con su primo José Vicente Adot y Rabell. Al año de realizarse la unión de los enamorados, la joven queda embarazada, pero una terrible desgracia los separa nuevamente: al dar a luz, tanto Amelia como su bebé mueren. Amelia es enterrada con el feto a sus pies en una bóveda en el Cementerio de Colón.

Se dice que fue tanto el dolor del viudo que cada mañana asistía a la sepultura para llevarle flores y contar los pesares a su amada esposa. Al momento de marcharse lo hacía sin voltearse. Trece años después del fallecimiento fue de asombro de todos cuando al abrir la bóveda ambos cuerpos   permanecían intactos y el feto estaba en los brazos, en vez de en los pies como había sido colocado al momento de ser enterrados.

A partir de este entonces se comienza a tejer una leyenda en la que Amelia pasa a ser una santa, patrona de los recién nacidos y de las mujeres que dan a luz. A ella se le empiezan a atribuir poderes curativos y varios milagros. Innumerables cubanos llegan hasta la tumba de La Milagrosa, sobre todo en los días próximos al Día de la Madre, movidos por la fe. Posiblemente, la tumba de La Milagrosa sea la más querida, visitada y adornada con flores del Cementerio de Colón.

3. Cagüeiro

Otra joya de nuestro patrimonio oral y uno de los principales seres de la mitología cubana es el cagüeiro. Según la tradición popular, es un ser mitológico que habita en el oriente del país. Se cuenta que es un bandido o ladrón y que se dedica a asaltar a todo el que encuentre en su camino. Es todo un forajido al mejor estilo de las películas del oeste. Nunca ha podido ser atrapado, pues entre sus habilidades se encuentran la mimetizarse con la flora o la fauna de la región mediante una oración especial que pronuncia al encontrarse en situaciones de ser atrapado.     

Si alguna vez has estado en zonas remotas de los campos cubanos, es muy probable que hayas escuchado hablar de este personaje en boca de los campesinos mayores, pues es una de las leyendas campesinas cubanas más famosas.  

4. La llorona de Cuba

La leyenda de la Llorona se ha extendido por toda la geografía cubana y es una de las historias más aterradoras. Unos dicen que se trata de una muchacha que había sido raptada por un pirata para hacerla su mujer, pero ella se resistía a sucumbir antes él, por lo que un día, lleno de cólera, el pirata le cortó la cabeza. La joven logró huir, se escondió en una cueva y mediante pociones y conjuros logró pegarse la cabeza. Se dice que sale de su escondite 4 viernes al año: primer viernes de enero, Viernes Santo, Viernes de Dolores y el viernes antes de la Natividad del Señor. 

Otra versión de la leyenda cuenta que la Llorona era la esposa de un militar que murió y ante su pérdida la joven iba al río a llorar profundamente su muerte. De tanto llorar fue deteriorándose hasta morir. Desde entonces su espíritu vaga por los ríos de Cuba y su espeluznante llanto todavía pone los pelos de punta.

Dicen que escuchar los llantos de la Llorona es presagio de desgracias, locura, muerte y enfermedades. Sobredosis de terror y misterio convierten este mito en el protagonista de las “noches de miedo” entre amigos o familias de los pueblos cubanos.

5. El niño del diente largo

Otro de los seres de la mitología cubana es el niño del diente largo, uno de los espectros más terroríficos y famosos de Cuba. Cuenta la leyenda que un campesino viajaba a caballo durante una noche oscura y lluviosa que imponía respeto hasta para el más templado de los mortales. En su camino escuchó el llanto de lo que parecía ser un niño. Detuvo su camino y comenzó a buscar al pequeño entre los arbustos.

Al encontrarlo, lo montó en su caballo y emprendieron la marcha juntos. En unos instantes el campesino pregunta al niño dónde vivía, pero el pequeño permanecía en silencio. Ante la quietud   el jinete se voltea para ver al niño y lo que descubre le puso la piel de gallina: no era un niño, era un monstruo con ojos rojos que parecían querer hipnotizarlo y con un diente tan largo que sobresalía entre los demás. Y a toda esta escena diabólica se agrega que el engendro del demonio decía “ya puedo comer”.

Y aquí empiezan a surgir varias versiones. Algunos dicen que el jinete cayó al río, al día siguiente recuperó la conciencia y contó la historia a los moradores del pueblo. Otros, en cambio, dicen que el jinete nunca más fue visto y le atribuyen al niño del diente largo la desaparición de aquel. Sea como sea, dicen que el niño del diente largo ronda por la isla y se alimenta de la gente.

6. Babujal

Varios de los mitos cubanos tienen su origen en la cultura aborigen de la isla. Precisamente, la leyenda del Babujal, de mayor arraigo en la zona central del país, es uno de ellos. Según algunos antropólogos, para los aborígenes siboneyes el Babujal era un espíritu maligno que se presentaba en forma de lagarto grande y habitaba en el estómago de algunas personas.

No se trata de la lagartija común, sino de ese tipo de lagarto que se conoce como “chipojo”. Solo el hechicero era el único capaz de sacar el Babujal del cuerpo mediante un ritual que consistía en hacerlo salir a cuajazo. Tanto ha corrido el mito del Babujal que hasta en una de las más famosas aventuras cubanas, Los pequeños fugitivos, se enfrentan a este personaje.  

7. Ñangajúa

El personaje del folclore y la mitología eslava Baba Yagá tiene una versión nacional: la Ñangajúa. Según cuentan, se trata de una malvada y poco agraciada bruja que habita en los campos cubanos y se come a los niños, principalmente a aquellos que habitan en las periferias del monte.

Se dice que esta espeluznante bruja nunca duerme y está constantemente al acecho en la espesura del campo. Esta es una de las leyendas de terror que se utiliza en el oriente cubano para evitar que los niños se alejen de la casa y se adentren solos en el monte.   

Otras leyendas afirman que la Ñangajúa tiene un pacto con el sijú, siendo este quien guía a los niños hasta su morada para que sean devorados. Las formas de espantar a este ser son las cruces de cedro o pimienta negra.

8. Jinete sin cabeza

Antaño para los moradores de Las Tunas cualquier trágico suceso que allí acontecía tenía la firma de otro de los seres de la mitología cubana: el jinete sin cabeza. La leyenda data del año 1617 y envuelve una historia de amor prohibido entre un indio de la zona y la hija de un conquistador español. Se cuenta que el padre al descubrir el idilio manda a unos bandidos a matar al joven por semejante afrenta. Los sicarios cumplen las órdenes y decapitan al indio, pero la historia apenas comienza.

Por esas curiosas razones de leyendas de a pie, el cadáver desapareció sin dejar rastro. Desde entonces, se suele decir que por las sabanas cabalga aquel indio decapitado encima de un hermoso caballo blanco. Escuchar cualquier sonido de cascos o de relinchos nocturnos presagia alguna tragedia.

9. Madre de aguas

A diferencia de otras regiones de Latinoamérica, la Madre de aguas no es una sirena ni una hermosa diosa, en Cuba, toma forma de un enorme majá con un par de cuernos en la cabeza y con escamas muy duras. La descripción no es muy atrayente, más bien resulta exagerada y fantasiosa, pero todo en esta isla tiene que tener su propio sabor.

Agresiva o no, maligna o no, protectora o no, el mito alrededor de esta figura de la mitología cubana tiene sus variaciones, para algunos es una devoradora de todo cuanto aparezca en su camino; para otros es una protección divina, ya que el río en el que habite se mantendrá siempre crecido.  

Aunque varios dicen haberla visto en distintos lugares de Cuba, las dos leyendas más famosas nos hablan de la Madre de aguas que habita en la laguna de Itabo y en la laguna de Río Grande, ambas ubicadas en Cienfuegos. Este es uno de los seres de la mitología cubana más conocidos.

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10. La tía loca

En las becas o escuelas en el campo una historia se repite de generación en generación: la leyenda de la tía loca, una de las leyendas urbanas más conocidas. Todo buen cubano sabe que a las auxiliares de limpieza se les suele decir “tías”. Pues bien, cuentan que una tía de la limpieza en una de esas escuelas en el campo se volvió loca y ahorcó a su propio hijo con un perchero en uno de los dormitorios, luego se quitó la vida al saltar por el balcón. Dicen que por las noches se escuchan los llantos del niño y los gritos de su madre arrepentida.

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Palabras finales

A lo largo del tiempo en Cuba se han ido tejiendo estos mitos y leyendas que han quedado grabadas en el disco duro de generaciones y generaciones de cubanos. ¿Conocías algunos de estos seres de la mitología cubana?

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