El gobierno cubano ha anunciado recientemente nuevas y más estrictas medidas para regular la entrada de productos a la Isla a través de los viajeros.
En una intervención ante el parlamento cubano, el primer ministro Manuel Marrero destacó que, en respuesta a la crisis económica que azota al país, se implementará un “reordenamiento” de las normativas aduaneras, especialmente en lo que respecta a la importación de alimentos, productos de higiene y medicamentos.
Este cambio, que entrará en vigor mediante la Resolución 311/2024 del Ministerio de Finanzas y Precios, se aplica de manera temporal hasta el 31 de enero de 2025 y tiene como objetivo frenar los abusos de aquellos que, según el gobierno, se aprovechan de las exenciones fiscales para fines comerciales.
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¿Es realmente una solución a la crisis o un golpe más a los ciudadanos?
La medida tiene su origen en un problema que se ha intensificado en los últimos años en Cuba: la escasez de productos básicos y la elevada inflación. Los artículos de higiene, alimentos y medicamentos se han convertido en bienes de lujo debido a su escaso abastecimiento en las tiendas estatales y los altos precios del mercado negro.
En este contexto, muchos viajeros que llegan a Cuba, especialmente desde países como Estados Unidos, transportan estos productos para ayudarse a ellos mismos y a sus familiares en la Isla.
Sin embargo, el gobierno ha identificado que, en algunos casos, estos productos son revendidos a precios elevados, lo que agrava aún más la situación económica del país y la desesperación de la población.
La crítica del gobierno cubano se centra en aquellos que, bajo el amparo de la normativa que exime de impuestos aduaneros la importación de productos de uso personal, están utilizando este vacío legal para importar grandes cantidades de mercancías con fines comerciales.
El primer ministro Marrero ha señalado que estas prácticas “inescrupulosas” contribuyen a la especulación, especialmente en productos esenciales como los alimentos y los productos de higiene, que están fuera del alcance de muchos cubanos debido a los altos precios.
¿Una regulación que va a afectar a todos o a unos pocos?
El anuncio ha generado preocupación entre los ciudadanos cubanos que dependen de los envíos de familiares y amigos desde el exterior para suplir sus necesidades básicas. De implementarse, esta medida afectará directamente a los viajeros que llevan consigo productos de primera necesidad sin fines comerciales.
La flexibilidad en el caso de los medicamentos, que el gobierno considera un “tema sensible”, podría ser un respiro para quienes se ven obligados a llevar medicamentos por la escasez interna, pero la estricta vigilancia de los productos de higiene y alimentos podría generar aún más tensiones.
Es importante destacar que las familias cubanas han dependido durante años de estos envíos para sobrevivir a la crisis económica que atraviesa el país. Según datos de la organización Cubalex, más del 60% de los hogares en Cuba reciben envíos del exterior, que en su mayoría incluyen productos de higiene y alimentos.
Por lo tanto, la medida no solo apunta a los presuntos “especuladores” sino que afecta a una gran parte de la población que ya vive una situación de extrema vulnerabilidad.
¿Una medida contra la especulación o un control más estricto sobre la población?
El gobierno cubano insiste en que se trata de una medida para proteger a la población y evitar que personas inescrupulosas lucren con la escasez de productos esenciales. Sin embargo, la implementación de estas medidas parece estar más dirigida a controlar aún más el flujo de bienes y el libre comercio de la población, en lugar de abordar las raíces profundas de la crisis económica del país.
La creciente inflación, la escasez de productos básicos y la falta de un sistema eficiente de distribución son problemas estructurales que no se solucionan con controles aduaneros más estrictos, sino con reformas económicas más profundas.
La falta de acceso a productos básicos no solo genera especulación, sino también un desajuste social que ha llevado a muchos cubanos a tomar medidas desesperadas para conseguir lo necesario para sobrevivir.
A lo largo de los años, el gobierno ha implementado regulaciones cada vez más restrictivas en un intento por controlar la situación, pero estas medidas rara vez abordan las causas reales de la escasez ni la creciente desigualdad que enfrenta la población.
El dilema de la política cubana
El endurecimiento de las medidas aduaneras es, sin duda, una respuesta ante un problema real de especulación y escasez de productos esenciales en Cuba. Sin embargo, al centrar su atención en la regulación de los viajeros, el gobierno podría estar perdiendo de vista las soluciones estructurales necesarias para enfrentar la crisis económica en la Isla.
En lugar de cargar con la responsabilidad de la escasez sobre la espalda de los ciudadanos y viajeros, es necesario un enfoque más integral que apunte a la mejora de la producción interna, la apertura de mercados y la creación de un sistema más justo y eficiente para distribuir los recursos.
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