El reciente anuncio del gobierno cubano sobre un “nuevo régimen cambiario” ha generado diversas expectativas, pero también una serie de interrogantes sobre su eficacia y las verdaderas implicaciones para la economía del país.
La medida, que busca flexibilizar el tipo de cambio y hacer frente a la dolarización parcial de la economía, se presenta como un intento por estabilizar el sistema financiero en medio de una crisis económica que ha devastado la isla durante años.
Sin embargo, tras un análisis más detallado, se revela que este “nuevo régimen” podría ser más un parche en un sistema profundamente quebrado que una solución estructural.
Artículo de interés: El “nuevo sistema cambiario” en Cuba: ¿Un cambio real o más de lo mismo?
Índice de contenido
¿De qué se trata el nuevo régimen cambiario en Cuba?
Según el primer ministro Manuel Marrero Cruz, el nuevo sistema permitirá mayor flexibilidad en el tipo de cambio, ajustándose a las cambiantes condiciones de oferta y demanda de divisas.
Esto, en principio, podría verse como un avance hacia un proceso más dinámico que responda mejor a las necesidades del mercado. Sin embargo, el contexto y la implementación de esta medida son clave para entender sus verdaderas implicaciones.
El gobierno cubano ha optado por un sistema con múltiples tipos de cambio en juego, lo que crea un escenario complejo para los actores económicos, especialmente para la población que a menudo se enfrenta a la falta de acceso a las divisas a las tasas oficiales.
El reto más grande radica en que la estructura cambiaria actual ya está marcada por una profunda desigualdad en el acceso a divisas. El mercado informal, que opera con tasas significativamente más altas que las oficiales, sigue siendo el principal canal para muchos cubanos, lo que deja en evidencia la incapacidad del Estado para regular el mercado de divisas de manera efectiva.
¿Qué se pude esperar del cambio en la política cambiaria cubana?
En este sentido, la estrategia de dolarización parcial que el gobierno planea implementar podría ofrecer un alivio temporal a sectores como el turismo, las exportaciones, y algunos servicios privados.
Sin embargo, es un modelo que, por un lado, intensifica la dependencia del dólar y, por otro, parece contradictorio con las políticas anteriores de desdolarización. Mientras se permite el uso de divisas en ciertos sectores clave, el gobierno sigue insistiendo en que su objetivo es reducir la dependencia del dólar en la economía.
Esta incoherencia podría generar más desconfianza y alimentar aún más el mercado negro, que ha sido históricamente el refugio de los cubanos ante la escasez de divisas oficiales.
¿Cuáles son los nuevos desafíos de la economía cubana?
El desafío más inmediato del nuevo régimen cambiario radica en la transición hacia un sistema de tipo de cambio flotante. Si bien en teoría un tipo de cambio flotante permite una mayor flexibilidad y se ajusta mejor a las condiciones del mercado, la experiencia de países con economías inestables demuestra que este proceso puede resultar en alta volatilidad.
En el caso de Cuba, la escasa oferta de divisas, la baja confianza en las instituciones monetarias y la especulación de los actores informales podrían generar una depreciación descontrolada del peso cubano, lo que tendría efectos devastadores sobre los precios internos y, por ende, sobre el poder adquisitivo de los cubanos.
Este contexto, sumado a la baja disponibilidad de reservas internacionales y la falta de mecanismos claros de control, sugiere que el gobierno podría estar entrando en terreno peligroso al liberalizar aún más el mercado cambiario.
Si el valor del dólar se dispara más allá de los márgenes que el gobierno podría controlar, la inflación interna se aceleraría, lo que afectaría tanto a los sectores más vulnerables como a aquellos que dependen del mercado formal de divisas.
En conclusión, aunque la medida podría ser vista como un paso hacia la flexibilización de la economía cubana, el camino está lleno de incertidumbres. Sin un enfoque claro que aborde las raíces de la crisis cambiaria y sin las reformas estructurales necesarias para estabilizar el mercado de divisas, el nuevo régimen cambiario podría acabar siendo otro experimento que no resuelve los problemas fundamentales.
Sin una regulación eficaz, la transición hacia un tipo de cambio flotante podría ser un arma de doble filo, exacerbando las desigualdades y empeorando las condiciones económicas de la mayoría de los cubanos.
DimeCuba es una empresa multiservicios enfocada al público cubano. Con nosotros puedes realizar:
- Envios a Cuba: Plantas eléctricas para Cuba | Equipos electrodomésticos para Cuba | Splits & Aires acondicionados | Cajas de pollo | Combos de comida | Combos de aseo
- Recargas Cubacel a Cuba
- Viajes a Cuba: Renta de carros en Cuba | Prorrogar el pasaporte cubano | Renovar el pasaporte cubano | Compra de pasajes a Cuba