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Pintores cubanos más importantes y su legado a la Historia del Arte

Caracterizado por su rica diversidad cultural y su capacidad para fusionar tradiciones, el arte cubano ha dado lugar a una plétora de pintores que han dejado huella en la historia del arte mundial.  

Desde los maestros del siglo XX hasta las voces contemporáneas, el panorama artístico de Cuba sigue siendo vibrante y dinámico. 

Nombres como René Portocarrero, Wifredo Lam y Amelia Peláez, impusieron su presencia en el panorama artístico latinoamericano de los años 20 del pasado y siglo. Más de cien años después, su obra sigue siendo motivo de estudio y admiración. 

Los pintores cubanos más importantes del siglo XX 

A finales de la década de 1920, el Modernismo emergió en Cuba como parte de un movimiento crítico de regeneración nacional, en respuesta al convulso panorama político que vivía el país en esos años. 

Los artistas de la Vanguardia, quienes se habían formado en París bajo la influencia del surrealismo, cubismo y primitivismo, rechazaron las convenciones académicas de la Academia y adoptaron posturas cada vez más políticas.  

Entre los pioneros de este movimiento se encontraba Antonio Gattorno, (La Habana, 1904- Massachusetts, 1980). Su obra fue utilizada para decorar un salón en las oficinas de la compañía Bacardí en el Empire State de Nueva York, con una pintura de 36 pies de largo representando escenas de la vida rural en Cuba.  

Entre sus piezas más famosas destacan “Mujeres junto al río” (1927) y “Pareja campesina” (1938). Gattorno fue el primer artista cubano de su generación en alcanzar un renombre internacional.   

Eduardo Abela, (San Antonio de los Baños,1889-La Habana,1965), es otra de las figuras más relevantes de las artes plásticas en esta época. Su obra se caracterizó por su estilo costumbrista y su enfoque en la vida cotidiana y las tradiciones de la Isla. Abela se formó en Europa y regresó a Cuba, donde se unió al movimiento de Vanguardia de los pintores cubanos del siglo XX.  

Su obra a menudo combina elementos de humor y crítica social, reflejando la identidad y las costumbres cubanas. También fue un importante caricaturista y sus trabajos están presentes en varias colecciones de arte en Cuba y en el extranjero.  

En 1925 creó su personaje más antológico, El Bobo, con el que se enfrentará a la dictadura de Gerardo Machado. Entre sus obras más importantes figuran su serie “Guajiros” y la pieza “El caos”. 

Otro nombre indispensable dentro de la pintura cubana es el de Fidelio Ponce de León, (Camagüey, 1895 – La Habana, 1949). A lo largo de su carrera, exploró el paisaje, el retrato y la figura humana, y su obra a menudo refleja una profunda carga emocional y social. 

Su vida estuvo matizada por el alcoholismo, la enfermedad y un halo de misterio que le otorga una mayor relevancia a sus pinturas. Esa manera intensa y un poco desenfrenada, quedó expuesta en su legado pictórico, pues al vivir ajeno a todas las preocupaciones nacionalistas de sus contemporáneos, pintó temas clásicos en una paleta fantasmal de blancos, grises y ocres. 

Algunas de sus piezas más famosas son “Niños”, “Dos mujeres” y “Tuberculosis”. 

Si se habla de la vanguardia cubana hay que mencionar a Carlos Enríquez Gómez, (Villa Clara,1900 – La Habana,1957) uno de los pintores cubanos más destacados del siglo XX.  

Tras vivir durante unos años fuera de Cuba, se unió al incipiente movimiento pictórico del país, donde su obra se caracteriza por el uso de colores vibrantes y un estilo que mezcla la representación figurativa con elementos de simbolismo.  

Obras como “El rapto de las mulatas” (1938) y “Paisaje criollo” (1943), son algunas de sus piezas más conocidas. 

Víctor Manuel (1897- 1969) tiene su nombre inscrito en la historia del arte cubano. Entre los motivos pictóricos más recurrentes en su obra se encuentran los retratos, generalmente de mujeres, y los paisajes, lo que le ha valido el reconocimiento como uno de los grandes paisajistas cubanos.  

Su estilo está fuertemente influenciado por el postimpresionismo, comenzando con una paleta de colores sobrios, que luego evoluciona hacia tonos más vibrantes de rojos y verdes, especialmente a partir de los años 40. 

Entre sus obras más destacadas se encuentran “Gitana tropical” y “Vida interior”. 

Otra de las artistas cubanas más celebradas del siglo XX es sin dudas la pintora cubana Amelia Peláez (1896-1968), cuya obra más conocida es una serie de proyectos de vitrales y murales donde se evidencia la maestría en el uso del color.  

Y, por último, pero no menos importante, no se puede hablar cubano sin mencionar a Wifredo Lam (1902-1982) quien creó una versión altamente personal del primitivismo moderno.  

Inspirado y en contacto con algunos de los artistas más destacados del siglo XX, como Pablo Picasso, Henri Matisse, Frida Kahlo y Diego Rivera, Lam fusionó estas influencias para desarrollar un estilo único, que se distingue por la prominencia de figuras híbridas. 

Lam es considerado el pintor cubano más universal de todos los tiempos. Su obra “La Jungla” se exhibe desde 1943 en el MoMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York. 

Nacidos alrededor del cambio de siglo, estos artistas crecieron en un contexto de confusión en la construcción de una nueva nación y alcanzaron la madurez en un momento en que los cubanos buscaban descubrir e inventar su identidad nacional. Se identificaron plenamente con el espíritu de confianza, renovación y nacionalismo que definió a los intelectuales progresistas cubanos durante el segundo cuarto del siglo XX.  

Pintores cubanos contemporáneos 

El arte cubano contemporáneo es un movimiento dentro de las artes plásticas cubanas que surge en los años 80 y refleja de manera única diversas cuestiones relevantes de la realidad del país.  

Se establece una nueva actitud hacia el arte, marcando un periodo de intensa inspiración artística en el que el papel social del arte y su capacidad para expresar una autoconciencia crítica son aspectos fundamentales del movimiento. 

Se caracteriza por presentar una solidez teórica sobre la base del conocimiento de las técnicas, así como por la experimentación, apropiación y carácter criticista de sus exponentes. 

Las principales líneas en las que han incursionado los artistas contemporáneos cubanos son la Antropológica, evidenciada en una obra más religiosa; la Vernácula, con el arte considerado kitsch; la Sociológica, más enfocada a la crítica; lo popular y el Neohistoricismo. 

Artistas como Elso, Bedia, Fors, Brey, Torres Llorca, Garciandía, Pérez Monzón, Leandro Soto, Israel León, Gory y Tomás Sánchez, entre otros, difuminaron las fronteras entre las expresiones del arte contemporáneo en Cuba. 

Otros como Tonel, Consuelo Castañeda, José Franco, Rodríguez Olazábal, Moisés Finalé, Eduardo Rubén, Arturo Cuenca, Carlos Alberto García y Gustavo Acosta, se forjaron su propio camino a partir de la mezcla del conocimiento de cuidadas técnicas de la Academia, con un arte más aterrizado y representativo de sus orígenes y forma de vivir. 

A pesar de que las décadas del 80 al 90 del pasado siglo habían catapultado a los artistas cubanos contemporáneos al reconocimiento internacional, la precaria situación que inició en 1991 en la Isla fue en detrimento del arte y sus representantes. 

Entre los representantes indiscutibles del arte contemporáneo en Cuba, hay que hablar de figuras como Tania Bruguera, quien es conocida por su trabajo en el arte de acción y la instalación, y una de las artistas que mayor oposición ha ejercido contra la dictadura cubana. Su obra refleja el poder y la política en el contexto político de la Isla, lo que la obligó a salir del país, deportada por el régimen. 

Controversial en su apoyo al gobierno de los Catro, el artista plástico Alexis Leyva Machado, más conocido como Kcho, es otro de los principales exponentes del arte contemporáneo cubano. Sus esculturas e instalaciones incorporan materiales del entorno cotidiano, reflejando en su obra la vida y cultura cubanas.  

Ha expuesto su obra en importantes plazas como el Museo de Arte Reina Sofía, en España y en el Vaticano. 

Artistas cubanos más importantes en la historia del arte 

Como ya vimos, la pintura cubana y sus representantes se han ganado un lugar en la historia del arte, tanto en el ámbito doméstico como en el panorama internacional. 

Nombres como Wifredo Lam, Amelia Peláez, Carlos Enríquez Y Fidelo Ponce de León, marcaron un antes y un después en el arte cubano. 

Reconocidos y alabados por su obra, otros como Cosme Proenza, Zaida del Río, Manuel Mendive y Roberto Fabelo, han grabado sus nombres en el Olimpo de las artes plásticas de todos los tiempos. 

Sus obras van del vitral al gallo; desde la mulata hasta el Elegguá; desde el rostro de la Virgen María al más atrevido de los desnudos. Han sabido captar la médula de la abstracción y logran revelar y redefinir la mítica historia de un país.  

Influencia del contexto histórico en la obra de los pintores cubanos 

El arte, en todas sus vertientes, ha sido la manera en el que el ser humano ha expresado sus emociones y lo que lo rodeaba. Desde los primitivos dibujos en las cuevas de nuestros antepasados, hasta las nuevas formas de crear, la línea común de todos los artistas ha sido dejar constancia del momento en el que habita como ser social. 

Los pintores cubanos no están ajenos a esa realidad. Desde los primeros rastros de arte en la Isla, los artistas plasmaron aquello que veían a su alrededor y los motivaba de manera íntima. 

De tal suerte, que los anales de la historia recogen a Nicolás de la Escalera como el pionero de las artes plásticas en Cuba. Su obra ahonda en la imaginería religiosa, la cual junto al retratismo y, poco después, el paisaje natural de la Isla, se convirtieron en los tópicos de los artistas de la época. 

Con la fundación de la Academia de San Alejandro, en 1818, se lograba una evolución dentro de las artes plásticas del país. Así surgieron nuevas formas de expresión como el perfeccionamiento de las técnicas del grabado, las cuales estuvieron asociadas, fundamentalmente, al comercio de tabaco.  

Muchos de los anillos que se le colocaban a los puros y los envases o cajas, cada vez más trabajados desde el punto de vista artístico, constituyen verdaderas obras de arte. 

Como ya analizamos, la llegada del siglo XX y el nacimiento de la República, provoca una efervescencia en los artistas cubanos, muchos de los cuales rompen con el pensamiento conservador de la Academia y se abocan a lo que se conoce como Vanguardia cubana. 

Se hablará entonces de nombres como Víctor Manuel, Carlos Enrique, Fidelio Ponce de León, Mariano Rodríguez y René Portocarrero, entre otros no menos importantes, quienes despliegan su obra plástica en este período, muchas veces frente a la incomprensión de sus coetáneos.  

Durante esta etapa se produciría un regreso a las raíces más autóctonas de la Isla, a la búsqueda plena de la identidad nacional y a la denuncia de las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora. 

Más adelante y con la llegada al poder del castrismo, las artes cubanas vieron un giro, obligatorio en su inmensa mayoría, a reflejar la nueva manera de vivir y pensar del país. 

La nueva dictadura, ampliamente influenciada por el arte soviético, abocó a sus artistas a plasmar una visión más “comprometida” con el proceso. Aunque la década del 80 del pasado siglo había sido un período fecundo para las artes cubanas, los años 90 traerían consigo el llamado “Período especial”, el cual marcó una época de escasez en todos los sectores del país y las artes no fueron la excepción. 

Aunque la situación en Cuba sigue siendo crítica y la falta de insumos se ha visto reflejada en la creación artística del país, surgieron nombres como el de Zaida del Río, Cosme Proenza, Alexis Leyva y Tania Bruguera para recordarle al mundo que el arte cubano seguía vivo. 

Desde su realidad muy concreta y con sus estilos, muy diferentes entre sí, estos artistas cubanos se unen a una lista mucho más larga de creadores que han intentado plasmar su historia y la de su país en el lienzo. 

Obras icónicas del arte cubano 

Aunque la lista puede ser abrumadora, te resumimos cinco de las obras consideradas icónicas e imprescindibles dentro del arte cubano. 

Víctor Manuel y su “Gitana Tropical” 

La obra fue pintada en 1929 y es un óleo sobre madera de 46.5 x 38.  Es considerada por excelencia como la obra cumbre de Víctor Manuel. Su autor la pintó durante su segundo viaje a París. Gitana Tropical pertenece a los años iniciales del pintor Víctor Manuel García cuando su pintura ejerce un servicio de sacudida y fundación.   

Aunque la ejecución del cuadro es simplista, con rasgos primitivos, y escasos detalles, es sin dudas una de las piezas que más fascinación ha causado dentro del panorama artístico cubano. 

Todo se centra en el rostro de la mujer, con sus marcados rasgos que hace que nada más exista en la pintura. Sin embargo, una vez superado el hechizo inicial, el espectador puede ver un cuidado paisaje creado con sutileza para crear perspectiva en él. 

Wifredo Lam y “La Jungla” 

“La Jungla” la obra fue creada por Wifredo Lam en 1943 y actualmente se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).  

Este cuadro ha sido considerado una síntesis de la cultura antillana, debido a su espacio barroco y la atmósfera resultante de la interacción entre lo humano, lo animal, lo vegetal y lo divino.  

Presenta un vocabulario visual que transita desde un paisaje de estilo académico hacia un lenguaje de arte moderno. En esta pintura, se entrelazan las experiencias y visiones del artista, incluyendo el paisaje mítico de la isla y elementos iconográficos y temáticos de los sistemas mágico-religiosos africanos presentes en Cuba y el Caribe, creando una obra rica y multifacética. 

Nelson Domínguez y “Umbral” 

Domínguez es considerado uno de los más destacados pintores contemporáneos de Cuba, con una producción que abarca la pintura, el grabado, la cerámica y la escultura. 

La magia y calidez de los colores tropicales predominan en sus pinturas, y a estas tonalidades les añade el negro para aportar dramatismo y fuerza al mensaje que emana de su trabajo. 

Una de sus obras más importantes es irradia el ímpetu y la fuerza que caracterizan su trazo, entretejiendo una historia que fascina y conmueve a la par. 

Cosme Proenza y “Cecilia Valdés” 

La rica y abundante obra pictórica de Cosme Proenza no puede resumirse en un párrafo. Sin embargo, su trabajo es sin dudas una pieza indispensable dentro del panorama artístico cubano. 

Considerado uno de los principales exponentes de las artes plásticas en la Isla, su obra forma parte de importantes colecciones públicas y privadas. Entre las más notables de estas se pueden mencionar “Cecilia Valdés”, “La expulsión del paraíso” y “San Cristóbal de La Habana”, entre otras. 

Uno de sus cuadros dedicado a la Virgen de la Cridad, fue expuesto en el Vaticano como parte de la colección privada de su Santidad el Papa. 

Zaida del Río y la “La danza cósmica de Shiva” 

Si bien es cierto que la pintura cubana está dominada por hombres, al igual que Amelia Peláez lo logró en su tiempo, la artista Zaida del Río se ganó por derecho propio su lugar entre los artistas cubanos más importantes de todos los tiempos. 

Su obra se caracteriza por la forma redonda de sus personajes. En el trazado grueso logrado con sus pinceladas vibra con fuerza el mensaje que la artista quiere transmitir en cada creación. 

En “La danza cósmica de Shiva” es una serie compuesta por 21 cuadros donde su autora expresa la profunda admiración que le produjo la cultura oriental de la India. En sus lienzos rinde culto a la divinidad de cuatro brazos y busca revindicar la escancia de la femineidad dentro del panorama plástico de la Isla. 

Conclusiones 

La brevedad de un artículo no es suficiente para entender y descubrir el arte cubano en su totalidad. Sin embargo, esperamos que esta pincelada provoque en nuestros lectores la necesidad de buscar y disfrutar más de los artistas cubanos y su obra. 

A través de ellos no solo conocerá una perspectiva diferente de Cuba, sino que también descubrirá la manera en la que algunos de los pinceles más importante de todos los tiempos, vieron y percibieron a la Isla.

 

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